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Revista FONAMEC

- Rio de Janeiro, v.1, n. 1, p. 17 - 31, maio 2017

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nuestra región muchos contratos laborales se celebran en un país para

ejecutarse en otro. Lograr un protocolo entre ambos países para resolver

conflictos online respetando las líneas directrices jurídicamente hablan-

do es un reto a considerar.

Analicemos el primero

: Tecnología en línea se refiere tanto al uso

de dispositivos tecnológicos concretos como a la necesaria comprensión

del lenguaje virtual. Para utilizar una computadora, por ejemplo, uno debe

familiarizarse con sus componentes materiales como el mouse, el teclado,

el botón de encendido, el monitor, etc., así como con sus unidades y en-

tornos de funcionamiento: abrir, copiar, pegar, doble clic, el escritorio, los

programas, los navegadores etc.

Por otro lado, el lenguaje virtual, aunque está vinculado con los

aspectos específicos y las unidades y entornos de funcionamiento, señala

hacia el plano simbólico del lenguaje y del procesamiento de la informa-

ción. El término “autopista de la información” popularizado en Estados

Unidos por Al Gore durante la década de 1990, hacía referencia a esta red

de sistemas de comunicaciones digitales y telecomunicaciones asociadas

y orientadas al transporte global de información y conocimiento.

La barrera principal que se levanta con respecto a la utilización de

las RDL/ODR está vinculada a la intangibilidad del espacio donde se ges-

tionan y transforman los conflictos, que al ser virtual muchos usuarios y

profesionales encuentran dificultoso concebir que el acuerdo se pueda

alcanzar en un “no-lugar” llamado nube.

Cloud computing es una concepción tecnológica y un modelo de

negocio en el que se prestan servicios de almacenamiento, acceso y uso

de recursos informáticos esencialmente radicados en la red.

La nube es un “no-lugar”, como lo denomina Marc Augé, quien

acuñó el concepto para referirse a los lugares de transitoriedad que no

tienen suficiente importancia para ser considerados como “lugares”. Son

lugares antropológicos los históricos o los vitales, así como aquellos otros

espacios en los que nos relacionamos. Un no-lugar es una autopista, una

habitación de hotel, un aeropuerto o un supermercado... Carece de la

configuración de los espacios y se lo considera circunstancial, casi exclu-

sivamente definido por el pasar de individuos. No personaliza ni aporta a

la identidad porque no es fácil interiorizar sus aspectos o componentes y

en ellos la relación o comunicación es más artificial: nos identifica el ticket

de paso, un D.N.I, la tarjeta de crédito, el mail o el usuario. Pues bien, la